Están más que demostrados los beneficios de la Actividad Física como parte de la rutina diaria de una persona, es decir, cualquier intervención nutricional que se realiza tanto en población sana (aprender hábitos saludables – pérdida de peso), como en alguna patología (enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus, hipertensión,…), se va a beneficiar con la incorporación de la práctica habitual de ejercicio físico.
Además es importante señalar que en personas mayores va a suponer un incremento de la capacidad funcional, aumentando la autonomía e independencia.
Lo ideal es que la prescripción de la Actividad Física sea supervisada e individualizada en función de las características de la persona/paciente por personal especializado (monitores, entrenadores, medicina deportiva,…), siendo necesaria la evaluación de la capacidad funcional para poder individualizar y adaptar la intensidad a cada individuo, utilizando esas primeras marcas obtenidas como objetivo, incrementando de manera gradual.
En cualquier programa se deben realizar ejercicios de calentamiento, flexibilidad, resistencia, respiración, relajación y coordinación, incrementando la intensidad a medida que se aumenta el tiempo. Hay que realizar al menos 2 – 3 sesiones semanales de actividad, pero insisto que se observará un incremento en el beneficios si se incorpora dentro de la práctica habitual o de la rutina diaria de la persona.
El tiempo en cada fase dependerá de cada individuo:
1.- Fase inicial: esta fase supone la introducción en la práctica de actividad física, por ello se debe motivar con actividades que puedan resultar atractivas, los ejercicios deben durar unos 10 – 15min. Se realizan a baja intensidad, sobretodo si ha estado un periodo largo sin realizar ejercicio o si es la primera vez que se realiza.
2.- Fase de mejora o progreso: se aumenta la duración e intensidad de la actividad, aumentándola hasta los 20 – 30 min. En esta fase se introducen los ejercicio de resistencia cardiovascular generales, como caminar, trotar, bicicleta o pedalines,…
3.- Fase de entrenamiento: se trata de mejorar el tiempo de entrenamiento, aumentándolo de 40 – 60 min, introduciendo ejercicios de fuerza, con la finalidad de mantener y aumentar la fuerza y masa muscular. Se pueden practicar conjuntamente o por separado de los ejercicios cardiovasculares.
Pero, ¿qué pasa sino dispone de medios o tiempo para acudir a un centro deportivo, o contar con personal especializado?, no es escusa para no realizar actividad, se puede aumentar el nivel de ejercicio con acciones de la vida diaria, por ejemplo: acudir, si puede, al centro de trabajo caminando o en transporte publico, en caso de tener que desplazarse en automóvil, aparcar un poco mas lejos y de esa manera tener que caminar un poco mas; subir y bajar las escaleras de la vivienda; levantarse y sentarse de una silla un numero de veces o un tiempo determinado, caminar/trotar un tiempo o una distancia determinados, incrementando poco a poco esas primeras marcas, etc.