Efectos psicológicos del desempleo

Las cifras del paro en nuestro país, y en el resto de la mayoría de países europeos, no paran de crecer mes a mes. Aunque se vislumbra un poco de optimismo en el aire después de las últimas cifras (a pesar de que en realidad pueda sólo tratarse de un optimismo nublado como consecuencia de la llegada del verano y de la contratación temporal de trabajadores para hoteles, restaurantes y empresas de servicio relacionadas), aún son muchas las personas que están en el paro. De hecho, en el mes de julio de 2013 se contabilizaron un total de 4.698.814 personas, lo cual es cuanto menos una cantidad más que preocupante.

Además de la ansiedad y el estrés que puede generarse en la persona que se encuentra desempleada, sobretodo cuando quiere trabajar, no encuentra trabajando y de hecho está en el paro desde hace muchos años, lo cierto es que también pueden producirse trastornos relacionados, como por ejemplo el denominado como síndrome de invisibilidad.

¿Qué es el síndrome de invisibilidad y en qué consiste?

Se trata de un síndrome que aparece sobretodo en sociedades competitivas, en las que sólo cuenta lo que se tiene y lo que –al menos- se aparenta tener; una sociedad en definitiva como la occidental, como la nuestra.

Como su propio nombre podría llegar a indicar, aparece cuando una persona cree y siente que no lo ven, que no cuenta, que no sirve práctica y absolutamente para nada.

En el caso de la persona desempleada, sobretodo cuando busca continua y diariamente trabajo y sin embargo no lo encuentra, es normal que se sienta inútil, no se cree necesario para el resto de las personas, y cree que no cuenta para los demás.

Debemos tener en cuenta que el trabajo, por mucho que no queramos, ocupa gran parte de nuestras vidas y de nuestro tiempo, de ahí que cuando nos falte nos sintamos prácticamente invisibles.

Los efectos psicológicos de no encontrar trabajo

Aunque los efectos psicológicos del desempleo son diferentes dependiendo del grupo de edad ante el que nos encontremos, lo cierto es que por lo general causa estrés, ansiedad y una tensión nerviosa excesiva.

Nos encontramos ante un círculo, en el que la persona quiere trabajar, lo busca pero no lo encuentra. Suele ser normal que, con el paso del tiempo y después de participar en entrevistas de trabajo en los que finalmente no fueron seleccionadas o simplemente luego de echar currículums y que no ocurriera nada, la persona se venga aún más abajo y si quiera se preocupe en seguir buscándolo. Se rinden.

  • Efectos psicológicos del desempleo en jóvenes: en los jóvenes, suele ser habitual la rebeldía, y un aumento de la agresividad precisamente por no encontrar trabajo. El desempleo se vive como un fracaso, que puede predisponer a su vez a la depresión.
  • Efectos psicológicos del desempleo en adultos y mayores: la predisposición a la depresión, y a la reducción de su círculo social puede ser aún más grande. De hecho en estos grupos la sensación de inutilidad es aún mayor, sobretodo cuando se quedan en el paro con 45 años o más, y no ven apenas posibilidades de encontrar uno nuevo. Es normal que pasen de hecho por varias fases: shock con desorientación, confusión y miedo; incredulidad en el que pueden creer incluso que se encuentran de vacaciones; asumir el desempleo, aunque lo viven como un fracaso tanto personal como social; y finalmente irritabilidad desproporcionada.

Este artículo se publica solo con fines informativos. No puede ni debe sustituir la consulta a un Médico. Le aconsejamos consultar a su Médico de confianza.