Los beneficios de la compota de manzana para el bebé

Como ya te hemos comentado en varios momentos, entre las primeras frutas que el pediatra aconseja dar al bebé cuando comenzamos con el paso a la alimentación complementaria (combinándola siempre con la alimentación con leche materna o con leche artificial si no sigues la lactancia materna), la manzana destaca sin ninguna duda por ser una de las primeras, por ser, en definitiva, una de las más populares, comunes y habituales.

¿Por qué? Los motivos que podríamos encontrar para que esto sea en sí en realidad son muy variados. Los más importantes tienen más bien que ver con su increíble riqueza nutricional (al ser muy rica en fibra, agua, vitaminas y minerales), pero sobre todo por ser una fruta fácilmente digerible y por presentar un riesgo bajo de causar algún tipo de reacción alérgica en el bebé después de comerla.

En el caso particular de la manzana cumple precisamente con todas estas cuestiones básicas, además de ser una fruta deliciosa, dulce, con una textura que gusta mucho a los bebés, y sobre todo con una riqueza nutricional muy interesante como primer alimento del bebé.

Desde un punto de vista nutricional la compota de manzana destaca por su increíble riqueza en nutrientes esenciales, lo que la convierten en un plato muy nutritivo –además de delicioso- para los más pequeños, que tantos nutrientes necesitan para su adecuado y correcto desarrollo y crecimiento.

Por un lado destaca su alto contenido en minerales, entre los que podemos mencionar el potasio, el calcio, el sodio, el magnesio y el hierro. El potasio actúa de forma conjunta con el calcio en la formación de los huesos del pequeño, mientras que el hierro es necesario para el normal funcionamiento de los diferentes mecanismos de defensa del organismo, así como para un adecuado desarrollo del cerebro.

También aporta vitaminas en cantidades importantes, entre las que destacan la vitamina A, la vitamina C, E y vitaminas del grupo B. La vitamina A es esencial para el sistema inmunológico del bebé y para el desarrollo de la visión, además de ayudar en la formación de la piel, los huesos y los dientes. La vitamina C interviene en la reconstrucción de los tejidos y fortalece las defensas del organismo del bebé. La vitamina E es importante para el adecuado desarrollo cerebral del bebé, mientras que las vitaminas del complejo B son fundamentales para su sistema nervioso.

Igualmente debemos destacar la presencia de agua y fibra en cantidades importantes. Por un lado, el agua ayuda a hidratar y refrescar al bebé, a la vez que la fibra es útil para mejorar las funciones del sistema digestivo del bebé y prevenir el estreñimiento. Es rica en pectina, una fibra soluble y además aporta interesantes cantidades de azúcares naturales, de ahí que sea una compota de fácil asimilación para su organismo.

Por otra parte, también aporta antioxidantes naturales, que ayudan a reducir la acción tan negativa de los radicales libres y a prevenir el envejecimiento prematuro de las células.

Este artículo se publica solo con fines informativos. No puede ni debe sustituir la consulta a un Médico. Le aconsejamos consultar a su Médico de confianza.