¿Qué es el autismo?

El autismo es considerado como un trastorno neurológico complejo, que como regla general tiende a durar toda la vida, formando parte de un grupo de trastornos conocidos médicamente como trastornos del espectro autista (ASD, en sus siglas en inglés).

Fue en el año 1911 cuando este término fue introducido por E. Bleuler, con el objetivo de descubrir un modo de ser en el mundo, característico de los enfermos esquizofrénicos. Según Bleuler en el autismo podríamos encontrarnos con dos aspectos: una predominancia relativa –o absoluta- de la vida interior (explicando que el mundo de los fantasmas del esquizofrénico se convierte en su propia realidad), y una pérdida de contacto con la realidad (retraimiento, indiferencia afectiva y desinterés respecto al mundo).

No obstante, no fue hasta el año 1943 cuando el doctor Leo Kanner clasificó médicamente el autismo, tras estudiar a un grupo de 11 niños, introduciendo finalmente la caracterización autismo infantil temprano. Lo utilizó fundamentalmente para designar una enfermedad autónoma de la infancia cuyos signos recuerdan a los referidos en 1911 por Bleuler, apareciendo en ocasiones desde el primer año de vida, y expresándose con una capacidad para establecer relaciones normales con las personas del entorno, estereotipias de comportamiento, y un hablar hermético y “raro”.

Sin embargo no fue hasta el año 1979 cuando Lorna Wing y Judith Gould emplearon por primera vez el término “Esprecto Autista”, afectando a aquellas personas que presentan trastornos en las capacidades de reconocimiento social, trastornos en las capacidades de comunicación social y patrones repetitivos de actividad, con tendencia a dificultades en la imaginación social y a la rutina.

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