¿Qué es el budismo occidental?

¿Qué es el budismo occidental?

¿Qué es el budismo occidental? La historia de la introducción del budismo en Occidente está intrínsecamente vinculada al desarrollo de la filosofía de la Ilustración, en particular sus proyectos de renovación social.

Es a raíz de las propuestas de reforma de la sociedad europea que se multiplicaron y radicalizaron en el siglo XIX.

El budismo, así como otras tradiciones «orientales», fue visto en la década de 1840 como una fuente de inspiración para los intelectuales progresistas y anticlericales que querían deshacerse de la herencia «semítica» (bíblica) de Europa y sustituirla por un tradición más antigua y más pura.

India, en quien vimos la cuna de la civilización «aria», ha proporcionado una reserva de tradiciones para revivir.

El budismo, cuyo origen geográfico se conocía desde hace mucho tiempo, se identificó al mismo tiempo que una tradición india. Esto lo colocó en el repertorio de ideas «orientales» que podrían servir como base para el deseado «nuevo Renacimiento».

Método racional, incluso científico

Debido a que no le dio un papel preponderante a las deidades, el budismo fue percibido como «racional», incluso «científico». Perdió interés en la metafísica, la cuestión de los orígenes y el significado de la vida, contentándose con ofrecer un «método» para luchar contra el sufrimiento. Como el positivismo, el evolucionismo, el utilitarismo y las cuestiones sociales estaban de moda, el budismo se asimiló a un programa político real, del que todos podían tomar posesión a título personal, antes de que pudiera servir como base común para el progreso en la sociedad.

Esto se debe a que todos podrían luchar individualmente contra el sufrimiento convirtiéndose en un ser moralmente más resistente de lo que la sociedad en su conjunto podría transformarse.

Así, en Europa, el budismo evolucionó rápidamente en un proyecto destinado a mejorar el mundo. Con la esperanza de la felicidad universal, esta renovación social tuvo que pasar por la mejora espiritual
de cada persona en lugar de por la implementación de políticas particulares o por la multiplicación de organizaciones benéficas en el modelo cristiano.

Estas características del «budismo» europeo en la segunda mitad del siglo XIX siguen siendo válidas.

La «meditación», en el sentido de la relajación sentada y ya no de pensar en la vida, se ha convertido en la principal herramienta de transformación social deseada por sus partidarios. Ya no apunta a la reforma moral, sino a la mejora emocional y mental.

Gracias a la meditación, según sus portavoces, la economía será más equitativa, las relaciones humanas e internacionales serán pacificadas y las enfermedades mentales erradicadas. Las motivaciones de los promotores actuales del budismo y la meditación están lejos de reducirse a la codicia.

Para implementar este proyecto de reforma social, se necesitan nuevos profesionales: ya no son simples monjes y maestros budistas, sino entrenadores, terapeutas, médicos, investigadores, escritores, conferenciantes, cabilderos.

Todos monetizan sus servicios, porque su ideal requiere el establecimiento de un nuevo tipo de economía («economía despierta» o «altruista»). La peculiaridad de estos nuevos comerciantes del templo — estos comerciantes que se encuentran dentro de los límites del establecimiento religioso y aprovechan su situación en el medio — se debe a su extrema diversidad, la ausencia o casi ausencia de criterios claros que les permitan ser legitimados, a sus vínculos extremadamente distantes con las instituciones budistas tradicionales, y el hecho de que no están dedicados a la búsqueda del despertar, pero mejorando el rendimiento humano, para fines sociales.

Transformación de la sociedad

En última instancia, el budismo occidental no es particularmente religioso, ni especialmente «espiritual», como notamos en nuestra introducción, ni completamente político, ni verdaderamente terapéutico.

Es un programa completo de transformación de la sociedad que toma a los seres humanos como materia prima. Se basa en la creencia en el concepto de «progreso» (material y espiritual) más que en la demanda de una antigua tradición. Lo que importa no son los siglos de maduración de un pensamiento y desarrollo de rituales, sino los «métodos» y «técnicas» listos para usar, que finalmente establecen una sociedad humana más armoniosa.

La forma individual de salvación propuesta por el budismo tradicional finalmente se ha convertido en un proyecto social ideal con, en el centro, el individuo perfecto y plenamente satisfecho.

Conclusión sobre ¿Qué es el budismo occidental?

El budismo tal como lo vemos hoy es un producto de la secularización europea. Desde la segunda parte del siglo XIX, los intelectuales anticlericales han tratado de reemplazar la herencia bíblica de Europa con las antiguas doctrinas de la India, consideradas más racionales.

La enseñanza del Buda parecía particularmente apropiada. Sin Dios, sin Salvador, sin revelación escrita, parecía capaz de reformar a Occidente sentándolo sobre nuevas bases.

La antropóloga Marion Dapsance demuestra cómo el budismo se ha convertido en una nueva filosofía progresista cuyo objetivo es menos el desarrollo de los individuos que una reforma real de nuestro mundo.

Vídeo sobre ¿Qué es el budismo occidental?

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