La naturaleza siempre nos da motivos para sonreír, para dar gracias de estar vivos. Una amplia amalgama de colores y sensaciones que nos proporcionan; además de belleza, un significado y un sentimiento único e indescriptible. Perdonad que hoy haya comenzado de una manera tan filosófica y reflexiva pero creo que hay que saber apreciar como se merecen, los pequeños placeres que nos da la vida y, que en muchas ocasiones, no somos capaces de valorarlos. Hablando ya del tema de los colores, me gustaría que nos detuviéramos en uno de los más hermosos, el amatista.
¿Cuál es el origen de la amatista?
Para conocer de donde proviene este color nos tendremos que remontar a las leyendas de la antigua Grecia. Su nombre se debe al vocablo griego amethystos que era el denominador de los no borrachos, porque a esta gema se la consideraba como un potente antídoto para combatir los estados de embriaguez.
El Dios del vino y la fiesta, llamado Dionisos estaba locamente enamorado de una joven doncella cuyo nombre era Amethystos pero ella no mostraba ningún interés por el Dios porque su deseo era permanecer casta y pura. Por esto la joven fue a rogarle a la Diosa Artemisa que la alejase de esa tentación. Artemisa le concedió su deseo y transformó a Amethystos en una roca blanca.
Dionisos, entristecido al saberlo, derramó sobre dicha roca el vino a modo de lágrimas y nació así el color amatista.
La amatista piedra de Reyes y Cardenales
El color púrpura característico que envuelve a la gema la hace destacar como signo de la realeza y de altas instancias. En la corona británica y en las órdenes cardenalicias han sido y siguen siendo, a día de hoy, un color de distinción y poder. De hecho, dentro de la cristiandad, a la amatista se la conocía como la piedra de los obispos. Era el símbolo de la renuncia a los bienes terrenales y a la castidad. Si os fijáis, muchos de los cardenales y obispos actuales la llevan en sus anillos.
La amatista es la variedad más conocida del cuarzo. Son usadas en su mayoría en el ramo de la joyería y en obras artísticas. Al tener unas tonalidades tan hermosas se la suele denominar de diferentes maneras, siendo las más conocidas:
Rosa de Francia: Amatista de un color lila claro.
Siberiana: Amatista de color violeta con toques rojos.
Bolivianita: Una mezcla de tonalidades entre la amatista y el citrino.
La magia de la Amatista
Desde tiempos remotos la humanidad siempre ha intentado buscarle un sentido a todo. Dentro del mundo de la gemología es muy común darle una explicación a los sinsentidos de la naturaleza. La amatista no se queda atrás. Una de las cualidades más conocidas para ella es el poder contra el insomnio, se dice que si la pones debajo de tu almohada gozarás de un sueño reparador y sosegado.
