Por diferentes motivos como la intolerancia a la lactosa, alergia a la proteína láctea, los vegetarianos veganos, o por otras causas, hay personas que deciden dejar de tomar leche animal (normalmente de vaca), sustituyéndola por cualquier bebida vegetal (recordad que el término correcto es bebida vegetal, ya que no son lácteos, y por ley no se puede denominar leche a aquella secreción que no venga de la vaca, en caso de venir de otro animal hay que especificarlo, por ejemplo leche de oveja o leche de cabra).
Actualmente podemos encontrar en el mercado o herbolarios una variedad enorme de este tipo de productos, pudiendo estar elaborados a partir de cereales (avena, arroz, alpiste,…), frutos secos (avellana, almendra, nuez,…) o legumbre (soja).
La elaboración de estas bebidas es relativamente sencilla, consistiendo en un licuado colado de un triturado como en el caso de la almendra o de un remojado previo como en el caso de la soja, pudiendo añadirle o no otros ingredientes como saborizantes, azúcares, aromas, chocolate, vainilla, etc. A partir de la bebida de soja además se obtienen otros subproductos como el tofu, flanes, yogures, batidos, etc.
No todas estas bebidas tienen las mismas propiedades, y en función del vegetal del que se obtengan pueden tener mayor contenido en proteína (legumbres), o mayor contenido en hidratos de carbono (cereales), pero siempre tendrán una característica común, y es su contenido nulo en colesterol, caseína o lactosa, lo cual será beneficioso en caso de dislipemias (hipercolesterolemia, por el tipo de grasa ayuda a equilibrar la relación HDL/LDL), intolerancias y/o alergias alimentarias.
Es necesario evaluar cual utilizar, ya que por ejemplo en personas con diarreas frecuentes no se deberían consumir aquellas que se elaboren con legumbre o fruto seco, por su mayor contenido en grasas, pasando a utilizar las elaboradas con cereales.
Hay que señalar que muchas veces el calcio de estas bebidas no es del todo biodisponible (absorción y aprovechamiento por parte del cuerpo), en ocasiones se encuentra formando complejos insolubles con otras sustancias (soja), por lo que el aporte extra del mineral viene porque se fortifican con carbonato de calcio, o porque en la composición del vegetal, se encuentran unas sustancias llamadas fitatos, que disminuyen dicha biodisponibilidad.
En el mercado se pueden encontrar en forma de preparado líquido o en forma de polvo para reconstituir en agua. Hay que buscar aquellas presentaciones que contengan un mayor contenido vegetal, de una misma variedad se puede encontrar porcentajes bastante diferentes, desde un 2% en una marca a un 8% en otra, siendo el precio prácticamente el mismo (rondan los dos euros de media), así como aquellos preparados que no contengan azúcar añadido (importante a tener en cuenta sobretodo en personas diabéticas o personas que quieran bajar de peso).
Una cosa está clara, a pesar de los pros y contras, su utilización es una buena alternativa a los lácteos, pudiendo utilizarlo como sustituto de estos o como alternativas para dar variedad a la alimentación.