Tú, como yo y como todos, tiendes a desarrollar hábitos en tu vida. Unos te ayudan y te potencian para alcanzar de forma inteligente los sueños que te has propuesto, sin ponerte trabas en el camino; y otros, te impiden que avances hacia tus metas. A estos hábitos se les suele llamar factores limitantes.
Quizás te estés intentando convencer de que tú no padeces de eso, que eres imparable y que no hay nada ni nadie que te limita.
Muy bien. Te voy a poner algunos ejemplo y si nunca has pronunciado estas palabras o nunca te has visto envuelto en cualquiera de estas situaciones, te doy permiso para que no sigas leyendo sino quieres.
- Tienes una idea fantástica pero por más que lo piensas, más problemas y dificultades le ves.
- “Voy a fracasar” te repites una y otra vez cuando te pones algún objetivo retador.
- Te dejas llevar por la sabiduría popular y no quieres dejar tu zona de confort en donde te sientes tan agusto.
- Usas indiscriminadamente el “Sí, pero…” para justificar que no quieres hacer algo.
- En vez de enfrontar los problemas, te quedas parado y piensas que “Ya pasará…”
- Tienes otra buena idea pero decides no hacer nada para no correr algún riesgo.
- Y luego están aquellos que ya han vivido esa situación y te dicen eso de “ya lo he vivido yo” o “estuve en tu situación” y te cortan las alas.
Te diré que la gente insegura siempre sufre.
La gente segura resuelve problemas, se cuida y se quiere –Con toda probabilidad tus grandes ambiciones han tendido, tienden o tenderán a desviarse o descarrilar, perdiéndose y quedando atrapadas en tu zona de confort.
Y es que solemos echarle la culpa a las influencias externas en vez de pararnos a estudiar cuáles son los factores internos que nos provocan una falta en nuestro rendimiento.
¿Con qué factores limitantes te puedes encontrar?
¿Eres deportista o practicas de deporte? Los factores limitantes aparecen en tu vida igual que podrían hacerlo en un maratón o una importante etapa ciclista de montaña. Hacen que te desmotives. No permitas que te dé una pájara, bajón o te golpeen como el tío del mazoen tu camino al éxito.
Están muy presentes y pueden emerger de cualquier esquina o callejón oscuro.
El miedo
Es uno de los factores limitantes más importantes que te impiden lograr el éxito.
La experiencia nos dice que los resultados que se obtienen son rara vez tan malos como se esperan. Pero solemos pensar que no es así. El miedo te paraliza. Sal de tu zona de confort y elimina todo tipo de excusas.
La competencia
No todo en la vida es superar al de al lado. Eso está muy bien si estás compitiendo y quieres quedar el primero. Pero en la realidad en la que vivimos es mucho más importante dejarse de comparaciones y dejar de ser más que otros para ser más que uno mismo. Superarse a uno mismo y competir contra ti es la forma más eficaz para mejorar de forma continuada.
El resentimiento
Ábrete a aquellas situaciones que te desagradan, de las que no sabes nada y te paralizan por lo incómodo que te hacen sentir.
Descubre el por qué te pasa y cambia la percepción que tienes de estas situaciones para que te sean diferentes.
La parálisis
No te escondas bajo las sábanas o debajo de la mesa a la mínima que se te presente alguna dificultad. De nada te van a servir las ideas sino las pones en acción.
La culpabilidad
Sentir vergüenza por lo que haces y autocriticar tus decisiones del pasado. No aceptas las resoluciones que tomaste. Sientes ese deseo de volver al pasado con lo que saber ahora para tomar otra elección.
La culpa debe ser vista como una herramienta de aprendizaje. Acumulas comprensión y conocimiento sobre ti mismo y sobre los fallos que cometiste en el pasado.
No dejes que te definan tus errores –La pasividad
Repetirte “No puedo, no puedo” no te va a llevar a ningún lado, solo te estás poniendo límites, no dejándote avanzar.
Y no cojas la fea costumbre de mirar la paja en el ojo ajeno. Deja de tardar años en ver tus fallos cuando solo te bastan unos pocos segundos para ver los errores de los demás.
La ira
Te vuelve agresivo de forma incontrolable, sin darte ni siquiera cuenta. Además hace que no seas tú el que tomes las decisiones.
¿Por qué estas enojado? ¿Realmente te está afectando ahora o eres tú el que permite que te afecte? Escucha a tu mente y libérate de ella.
La queja
¡Qué nos gusta quejarnos! Pues te dirá que solo supone un obstáculo para la consecución de tus metas.
Pregúntate qué es lo que te frena y usa tu inteligencia para ponerle solución.
La desconfianza
¿Eres de esas personas que cree que todo lo que hacen los demás va en tu contra? Como dice Bernardo Stamateas, hay que superar la desconfianza más que quebrarla.
Si en alguna ocasión hay te traicionó y te hizo daño en algún momento, procura no generalizar y ni pensar que todos somos iguales. Rompe con el pasado y levántate.
Necesidad de aprobación
¿Te preguntas si lo que haces es suficiente o bueno para los demás? Mal. Descarta esa idea de tu cabeza y vive tu vida. Cuando haces algo para complacer a los demás, estás trabajando para otros no para ti.
No preocuparse por lo que los demás piensen o digan y librarse de esas personas es imprescindible para ser feliz.
La duda
Dudar es de lo más natural. Se convierte en una limitación si no aprendes a avanzar y superar el terror que sientes.
Es un muro que construyes en tu mente y que te impide ver y alcanzar todo lo que por trabajo y esfuerzo te pertenece.
La fórmula para hacerle frente a la resistencia al cambio
Insatisfacción por visión de tu imagen de un futuro mejor más conocer los primeros pasos que debes acometer debe ser mayor a la resistencia al cambio o, lo que es lo mismo, a la resistencia de salir de tu zona de confort.
Insatisfacción x Visión + Primeros Pasos > Resistencia
Puede que expandir tu zona de confort te haga sentir algo incómodo y que te cause ansiedad. Tranquilo, no eres el único. No es nada fácil y requiere de un esfuerzo constante y de práctica.
Solo hace falta que quieras alejarte de ese dolor que te hiere y construir la visión que deseas. Tras esto, saber cuáles serán los primeros pasos será algo sencillo.
Bueno ¿y ahora qué? Haz uso de tu inteligencia emocional
Primero aceptar que los factores limitantes existen y te afectan. Una vez que ya los conoces, resulta fácil y sencillo esta tarea.
Y lo segundo, identificar qué es aquello que te está reteniendo para eliminarlo y acabar con ello sin piedad. Para ello tienes que inyectarte una buena dosis de mirada a tu interior.
Eres el responsable de tus éxitos y de tus fracasos. Así que destierra todo lo que puede lastimarte y cúrate las heridas que sufras.
Comienza a actuar y a vivir en la excelencia. Echa del camino tus miedos, inseguridades y culpas que te limitan. Todo está en tu mente.
Muchas veces no es tan importante el cociente intelectual como la inteligencia emocional, la cual es necesaria para conocerte y descubrirte para lograr los resultados que persigues.
Si quieres liderar tu proyecto de vida, la inteligencia emocional será una de tus mejores armas, como habilidad para percibir, comprender, evaluar y expresar emociones, así como regularlas.
No dejes que ninguno de estos factores limitantes te descentren, te alejen de tus objetivos y hagan que abandones. No permitas que tus sueños se vean frustrados.
Recuerda que no tienes por qué ser víctima de tus factores limitantes. Encuéntralos en tu vida y arráncalos de raíz. Con cada factor limitante o impedimento que suprimes, aceleras la velocidad a la que te mueves hacia la grandeza y el éxito, sea cual sea la definición que tengas de ello.
Con cada factor limitante que eliminas, aceleras la velocidad con la que te mueves hacia el éxito –Toma pleno control de tu realidad y de tu propia satisfacción personal.