Cuando el maltrato es psicológico

Fundamentalmente, el maltrato psicológico suele manifestarse –en la mayoría de las ocasiones- como un largo proceso en el que la víctima no aprecia o no es consciente cómo el agresor le falta al respeto, vulnera sus derechos, o la humilla.

La víctima va perdiendo de manera progresiva la autoestima y la seguridad en sí misma.

El inicio de este maltrato tiende a ser variable, dependiendo de las personas que forman la relación y de una serie de circunstancias diversas, puesto que, por ejemplo, unos maltratadores empiezan ya en el noviazgo a dar una serie de señas de violencia claramente psicológica, mientras que otros, sin embargo, comienzan a mostrar algunos signos de repente, o después del embarazo del primer hijo.

Conviene hacer patentes señales que van desde un sentido de posesión exagerado a un control de la imagen, o incluso otras señas que conviene tener en cuentas para que la víctima no tienda a irse sumergiendo poco a poco y de forma inconsciente en una situación de indefensión o caos: insultos, tono de voz desagradable y duro, continuas comparaciones que tienen el objetivo de descalificarnos, risa sarcástica, o incluso caras de asco que minan la autoestima de la víctima.

Frente al maltrato psicológico

Existen una serie de respuestas ciertamente adecuadas que, frente al maltrato psicológico, pueden limitar en cierto sentido el incremento de la respuesta violenta y agresiva de nuestro acompañante o, al menos, que nos ayudarán a darnos cuenta de la situación y marcharnos.

Lo mejor en estos casos es luchar por afrontar el problema, y tener la fuerza suficiente como para poder acudir a un especialista; o en su caso denunciar al posible maltratador sin miedos.

También es cierto que, en muchos casos, la propia víctima no asocia como propios esos actos de maltrato psicológico, siendo en estos momentos de vital importancia la ayuda de familiares o amigos.

Más información | Especial de Terra sobre la Violencia de Género

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