Ningún sistema o método va a trabajar por sí solo por ti. El principal escollo de aquellos que luchan por mejorar su productividad no solo se resume a una falta de entendimiento o aprendizaje. Sino más bien a una ausencia de autodisciplina.
Somos muchos los que inundamos la red con consejos, trucos y sistemas sobre productividad y conseguir más en menos tiempo. Sin embargo, no sé si tú serás de estos, muchos tienen problemas para implementar estas herramientas a pesar de contar con un propósito claro.
Entrena el músculo y sé más fuerte
La autodisciplina es como un músculo. Que se hace más fuerte cuanto más trabajas en él. Por tanto, tener autodisciplina desde el punto de vista de la productividad es tener motivación y ser capaz de hacer algo.
Ya sea querer cambiar de hábitos y abstenerse de practicar los malos una vez arraigados. O sea la capacidad de levantarse todos los días y ponerse delante de una libreta y practicar hasta que los problemas de Física te salgan del tirón. No perder la habilidad y la forma física del músculo es el secreto.
El poder de actuar sobre las ideas. La capacidad de extraer cosas de los pensamientos y hacerlas realidad a través de las acciones para conseguir resultados tangibles. ¡Esto es autodisciplina!
El conocimiento solo es parte del camino. Conocer sobre productividad, o lo que sea, no significa ser más productivo ni ser más eficiente. Es un paso necesario, obviamente, pero lo que marca la diferencia es la implementación. Si no pasas a la acción entonces no valdrá la pena el tiempo y el esfuerzo dedicado al aprendizaje.
Una vez dicho esto, volvamos al músculo y el porqué de la comparación. Cuando pretendes hacer pesas y te a coger las más pesadas del gimnasio y ves que no puedes con ellas, ¿qué ocurre? Pierdes motivación y cada vez que lo intentas, más pesada se te hace.
Con la autodisciplina pasa lo mismo. Desde el principio intentar hacer frente a los grandes problemas de tu vida y lo único que haces es fallar una y otra vez. Los problemas se te hacen demasiado grandes como para superarlos.
¿Lo más sensato no será empezar por las pequeñas conquistas e ir ejercitando tu músculo? La clave está en los pequeños cambios. Los pequeños éxitos te prepararán para los futuros en las siguientes etapas.
Así, poco a poco, la fuerza de autodisciplina aumentará. Y con mayor ímpetu podrás afrontar problemas y cambios mayores.
No pretendas que un músculo que no usas esté fuerte y desarrollado. Sobre todo si has permitido que tu músculo se atrofie y los malos hábitos se han apoderado de ti.
No pretendas que el músculo de la autodisciplina esté fuerte y desarrollado si no lo usas –En este punto es en donde debes valorar si puedes ponerlo en forma tú o solo o tu estado es tan débil que necesites la ayuda de una persona. Alguien que te empuje y te obligue a hacer lo que tú no eres capaz de obligarte. Que te señale como responsable de tus acciones sin hacerte sentir culpable de tus fallos, porque se asegurará de no hacerte fallar en primer lugar.
Actualmente creo que la autodisciplina escasea en la productividad personal y en las ganas de querer conseguir objetivos. Y son muchos los que no son conscientes de ello.
Focalización para una productividad máxima
Tú y yo hemos pasado seguro más de una vez por una lucha con nosotros mismos y con una falta de confianza. No te ha gustado lo que has hecho, te han rechazado o las cosas no salen como te hubieran gustado.
Y olvidamos las veces en donde hemos hecho las cosas bien, los reconocimientos o los premios. Y hemos olvidado lo felices que éramos mientras trabajábamos duro en lo que queríamos. Cuando simplemente recordar esa sensación de felicidad ya nos conduce a una mayor y mejor productividad.
Tus pensamientos pasan por un campo de batalla negativo. Lo cual hace que te bloquees y nublen tus objetivos y, por tanto, tu productividad. Aquí es cuando comienza el autosabotaje. No necesitas mucho para llegar a ello, solo una pizca de falta de confianza.
Cuando uses tus pensamientos para enfocarte adecuadamente, tendrás menos estrés y te sentirás más seguro. Cada persona tiene la llave para transformarse en lo que uno quiera.
El foco. Hay que enfocarse ahora y a continuación más. Concentrarse en hacer lo mejor que puedes y no dejarse llevar por la negatividad.
Visualízate a ti mismo mejorando el aspecto que desees. Mantente enfocado en el aquí y ahora. Sin permitir que tu mente se disperse. Y sin olvidar el trabajo constante.
Ten claro lo que te gusta y los caminos que puedes seguir o no. Qué es factible para ti y qué no. Porque el no tener un plan o ruta a seguir te hará poco productivo.
Además es importante ser realista con uno mismo. Conocer las limitaciones y lo que deseas lograr. Fórmate y pide ayuda siempre que te haga falta, sin reparos de ningún tipo.
No pongas límites a tu productividad por miedo al fracaso. Supera estos temores y pensamientos negativos para avanzar.
La disciplina está en la productividad. Es la herramienta para comenzar y completar las cosas. Concentrarse, enfocarse y después hacer. No hay más.
Eso sí, no olvides de darte algún respiro de vez en cuando. Date permiso para relajarte. Disfruta de la vida haciendo todas esas actividades que también te gustan hacer.
Descubre la grandeza que hay en ti
Siempre he sido una persona muy disciplinada. Lo que hace que me sienta poderosa, confiada y con la sensación de hacer que las cosas sucedan.
Si no eres capaz de desarrollar la capacidad de disciplinarte, nunca alcanzarás tal grandeza. Todo este potencial que tienes permanecerá encerrado en ti y morirá contigo. Por lo que llegará un día en el que te arrepentirás.
Pero si eres capaz de ser disciplinado, tu comportamiento cambiará y te sentirás completamente ilimitado. Todo lo que se te pase por tu imaginación, podrás convertirlo en realidad. ¡Eso es ser grande!
Para ver los frutos de tu grandeza, solo necesitas saber que:
- Es algo que debes trabajar “manualmente”. No aparecerá de forma automática.
- Sentirás cada vez más pesar con cada día que no actúes con ella.
Muy probablemente si nunca lo has experimentado, tengas una gran cantidad de creencias limitantes. Te dirás que no puedes, que no sabrás hacerlo o que no deberías. Miles de excusas, dentro de más excusas.
Pero es más fácil de lo que piensas. Eres tu propio líder. Solo tú tienes la capacidad de disciplinarte para alcanzar el éxito y hacer algo que siempre quisiste hacer.
Imagina un barco en el medio del océano. La tripulación se dedica a cumplir con sus deberes pero no hay ni un capitán que los guíe. Así la solo está abocada a vagar por el océano sin rumbo fijo.
Como este barco, tú necesitas un capitán. Y no hay nadie mejor que tú para hacerse cargo de tu nave. Y para una buena dirección, necesitarás un plan y ejecutarlo.
Por tanto, elije una tarea específica para hacer durante 6 o 7 días a la semana, durante 1 mes. Una tarea que sepas que mejorará tu vida y a la que no puedas sacarle ningún inconveniente. Que no te suponga un gran esfuerzo realizarla.
Si te pones en marcha con ella y llega un día en el que quieras tirar la toalla, recuerda no escuchar a esa vocecilla interior. Tu inteligencia se pondrá en tu contra y tendrás que bloquearla y confiar en tu liderazgo.
Recuerda que romper con una promesa, es renunciar a uno mismo. Y por tanto a tu grandeza.
Ser disciplinado es crear una conexión muy poderosa entre lo que quieres hacer y lo que realmente ejecutas. Y si lo consigues durante ese mes, tendrás control sobre ti mismo. Y estarás preparado para asumir otra actividad, incluso de una mayor dificultad.
La confianza en uno mismo
Pienso que el truco para ser disciplinado es convencerme de que soy la que quiere tener éxito. Si realmente quiero algo, no veo como un sacrificio tener que trabajar para lograrlo. Esto es un punto muy importante.
Esto junto a la autoestima y el estar convencido de la calidad de tu trabajo, sin importar lo que piensen los demás, son claves para ser disciplinado.
La confianza en ti mismo es la mejor arma de supervivencia con la que cuentas –Da igual los rechazos que tengas. Son parte del proceso. Ser productivo no es necesariamente ser brillante. Tiene mucho que ver con ser suficientemente disciplinado para sentarse y trabajar en lo que uno desea.
La autodisciplina es la afirmación de la voluntad sobre los deseos más básicos. Y generalmente se entiende como un sinónimo de “autocontrol”. Además es en cierta medida un sustituto de la motivación.
Es necesario ser capaz de controlarse y no dejarse manipular por sentimientos negativos. Paciencia y persistencia. Así como una visión clara sobre tu situación actual para crear una decisión y seguir con perseverancia hasta lograr el éxito que persigues. Todo esto es fuerza de voluntad y trabajo duro.
¿Qué te ha parecido mi artículo? ¿Estás de acuerdo en la importancia de la utodisciplina para ser más productivo y exitoso? ¿Eres una persona disciplinada? ¿Qué te detiene o te frena para serlo?