Los beneficios de no hacer nada y el porqué deberías introducirlo en tu rutina

En la sociedad que vivimos, el no hacer nada tiene connotaciones negativas, en el sentido de que se ve como una pérdida de tiempo y encima no se le ve ventaja alguna.


Se ve el no hacer nada como una equivalencia al no ser nada. Y nada más lejos de la realidad porque, si no lo sabes, estar en contacto con tu yo interior tiene un efecto muy poderoso y beneficioso.


Pero no hacer nada nunca ha sido realmente aceptable. Lo asociamos con irresponsabilidad, desperdiciando nuestra vida. La mayoría de nosotros nos sentimos culpables si no tenemos algo que hacer.


Cuando me refiero a no hacer nada estoy hablando de callar tu mente y no trabajar en nada que tenga que ver con tus metas o intereses. Es no realizar ninguna de las tareas que tienes en tu lista de pendientes.


Aunque tenemos la equivocada creencia que el no hacer nada no nos hace para nada productivos, ya hay estudios neurocientíficos que demuestran que estar siempre con la mente ocupada solo disminuye nuestra calidad de vida.

Estar siempre con la mente ocupada disminuye tu calidad de vida –

Necesitas tiempo de ocio para despejar tu mente y crear nuevos espacios en tu cabeza para que surjan nuevas ideas para tener un vida más productiva, creativa y, por qué no decirlo, vibrante.


Parar no es perder el tiempo, es reducir las probabilidades de que el tiempo que pasas en actividades como el trabajo o las relaciones personas sea desperdiciado o tenga poco valor.


Si vives continuamente ocupando y llenando cada minuto de tu existencia con cosas que tienes que hacer, estarás negándole poco o ningún espacio a tu mente para que surjan nuevas ideas y se renueve.


No es tan complicado, lo único que necesitas es silenciar tu mente y dejar hueco en tu agenda par algo de ocio. Con 5 o 10 minutos al día puede ser suficiente.


Estrategias para crear momentos para no hacer nada


Si ves que no eres capaz de dedicarte 5 o 10 minutos al día para dedicarte al ocio de no hacer nada, no pierdas la esperanza. Todavía puedes entrar en un estado en el que te centres en no realizar ninguna tarea y tu mundo interior no se vea influenciado por ningún estímulo.


Por las mañanas


Cuando abres los ojos probablemente siempre realizas la misma rutina: apagar la alarma, desayunar, limpiarte los dientes, ducharte, prepararte para ir a tu trabajo, leer tus correos, ver las noticias, etc. Y tampoco tienes muchas más opciones para otra cosa, ya que estas te son esenciales.


Pero lo más poderoso que puedes hacer por las mañanas es no hacer nada y entrar en el presente completamente en un estado de ser consciente.


Ojo, que esto no quiere decir que no realices tus tareas imprescindibles por las mañanas, pero deberías dejar al menos unos minutos para vaciar tu mente. y, sobre todo, si eres de esas personas que nada más despertar empiezan pensando en lo que les puede esperar en el día de hoy o en lo mal que les fue en el de ayer.


Elegir empezar el día conscientemente y limpiar la menta de cualquier estímulo que pueda bombardearla desde bien temprano, cambiará lo que te suceda durante el día que tienes por delante.


No será tanto a nivel físico como sí a nivel interno, ya que darás un sentido más profundo y una sensación de vitalidad a cada momento del día para ti y para todos que están conectados a tus actividades cotidianas.


En el trabajo


Según Andrew Deutscher, de The Energy Project, las personas que durante su jornada laboral no descansan y despejan su mente se sienten peor y menos comprometidos en su trabajo.


El estudio que realizó The Energy Project sobre productividad y descanso en el trabajo reveló que las personas que tomaban de 5 a 10 descansos en su trabajo para no hacer nada mostraron un aumento del 50% aproximadamente en su capacidad de pensar con claridad y creatividad con respecto a los demás.


Por tanto que no te intimide mirar unos minutos por la ventana, dejando tu mente en blanco por miedo a que los demás crean que eres un perezoso o incompetente o que estás desmotivado, ya que esto aumentará tu productividad.


En las tareas rutinarias


Cuando ejecutas tareas como las domésticas puedes tener la sensación de no estar haciendo nada significativo. Tareas repetitivas que pueden llegar a ser aburridas pero también muy gratificantes.


Son actividades que las tienes tan asumidas que las haces sin pensar y tu mente está tranquila mientras estás con ellas. Por lo que puede ser un buen momento para hacer el esfuerzo de calmar la mente y entrar en un estado de conciencia intensificada del momento presente.

Un buen momento para vaciar tu mente es cuando realizas tu tareas domésticas –

Olvídate de encender la televisión o ponerte música de fondo y elige entrar en un estado de conciencia plena.


Razones por las que debes aprender a no hacer nada


Aprender a no hacer nada podría ser la habilidad más vital para prosperar en nuestra cultura frenética, abrumada y siempre conectada.


1No hacer nada no es realmente no hacer nada


Vamos a partir de la premisa de que como no estás muerto, siempre estás haciendo algo, aunque estés disfrutando del placer de no hacer nada.


Muchos creen que el no hacer nada no es nada útil, pero eso varía en función de los intereses de cada uno, de los beneficios que esto otorgará en el futuro.


Pero el ocio te permite disfrutar del momento y saborear los buenos y malos momentos. Así que tal vez no hacer nada sea sinónimo de sentirse vivo.

No hacer nada es sinónimo de sentirse vivo –

2Demasiada ocupación es contraproducente


Solemos confundir esfuerzo con efectividad, pero ¿cuántas veces has dedicado un día de tu vida a tareas insignificantes? Y lo peor es que tras él te sientes agotado y asumes que es porque ha debido de ser un día muy útil y provechoso.


Es cuando no hacemos nada que finalmente terminamos confrontando lo que nos importa.


3El cerebro se ve afectado por tanta actividad


Los neurocientíficos están encontrando cada vez más evidencias de que nuestros cerebros dependen del tiempo de inactividad. No solo para cargar baterías, sino para procesar los datos con lo que los inundamos. Consolidando así nuestra memoria y reforzando el aprendizaje.


4Impulsar la creatividad


No sé a ti, pero cuando se me presenta un problema, que tras horas pelándome con él, soy incapaz de solucionar, suelo salir a dar una vuelta para despejarme y a la vuelta mi mente encuentra el camino para acabar con él.


Y es que dejar de centrarse en un proyecto le da permiso al subconsciente para llegar a terminarlo con mayor efectividad.


Además, como ya te he comentado, el aburrimiento motiva a las personas a encontrar formas interesantes de combatirlo, con lo que generan ideas creativas.

Cuando no tienes ningún fin en mente es menos probable que excluyas nuevas ideas como irrelevantes –

5Recupera el control


Aunque al principio te va a resultar difícil luchar contra el impulso de hacer cosas, aprender a no hacer nada te ayudará a recuperar el control de tu atención en ciertas ocasiones.


Así que programa la tarea de «no hacer nada» como cuando lo haces con cualquier otra.


¿Qué hacer para no hacer nada?


Si te preguntas qué puedes hacer para desconectar y cargar las pilas, te voy a proponer tres trucos para lograrlo.


Método 1


Solo tienes que sentarte y permanecer quieto. Solo son 5 o 10 minutos, nada más.


Partiendo de tu pies, empieza a escanear tu cuerpo hacia arriba, intentando encontrar esa parte de tu cuerpo que está tensa o se siente incómoda.


Cuando te encuentres con una, centra tu atención y energía en ella y respira profundamente, relajando tu cuerpo, cada vez más.


Hacer esto no solo tranquiliza tu mente, sino que equilibra la conexión entre tu cuerpo y tu mente.


Método 2


Desconéctate por un tiempo. Apaga el ordenador, el teléfono y olvídate de todo. Solo disfruta del momento de no estar haciendo nada.


Es importante no intentar hacer cosas mientras. Es reponer tu mente con la desconexión.


Piensa en algo agradable con un baño de espuma con sales aromáticas. ¿A quién no le gusta esta sensación? Haz que te envuelva.


Método 3


Otra forma de relajarse es conectar con todo lo que te rodea. Te dejará con un estado de calma total y revitalizado para volver a centrarte en la actividad con la que estabas.


Este tipo de no hacer nada es similar a la meditación. Es centrarse únicamente en la respiración mientras te sientes cómodo, conectando respiración con cuerpo y mente.


Poco a poco puedes ir ralentizando la respiración y haciéndola más profunda y completa como te sea posible. Mientras sientes que el aire entra a través de tu nariz y tu vientre se expande a la vez que se llenan tus pulmones.


Ahora solo tienes que tomar conciencia de tu cuerpo. Tras un período corto de tiempo, vuelve a tus pensamientos y conviértete en un observador de cada uno de ellos a medida que surgen en tu conciencia.


Así terminarás admirando tu gama de recuerdos, ideas, imágenes y opiniones que emergen en este flujo de conciencia.


Con la práctica de estas tácticas disminuirán las brechas entre tus pensamientos, desarrollarás una conciencia del mundo que te rodea más rica y una gran serenidad. Tras ello, encontrarás ideas y soluciones que comenzarán a aparecer en tu cabeza casi automáticamente.

No hacer nada es una gran oportunidad, así que toma conciencia y disfruta de cada minuto –

Beneficios de no hacer nada


En nuestra sociedad obsesionada por la productividad, tendemos a devaluar la práctica de la ausencia de objetivos. Es una prioridad tan baja que realmente no descansamos hasta que nos hayamos agotado por completo.


¿Pero es realmente productivo correr hasta que tu cuerpo y mente están tan fatigados que se niegan a trabajar?


Puede existir el peligro de perder la conexión con nosotros mismos sino nos permitimos períodos de pensamiento ininterrumpido en donde surjan el crecimiento personal y la creatividad.


1Aburrimiento como sinónimo de creatividad


No hacer nada y el aburrimiento están entrelazados. Mientras que a la gran mayoría le resulta tolerar los momentos de aburrimiento, son estos los que pueden desencadenar a nuestra imaginación y creatividad.


En la era digital en la que nos encontramos, tenemos todo tipo de entretenimiento y distracciones al alcance de nuestras manos por lo que es muy fácil encontrarse en un estado de ocupación constante.


Pero si no sabes calibrar el equilibrio entre acción y reflexión, puedes convertirte en una víctima del agotamiento psicológico.


2Conviértete en un trabajador más eficaz


Los adictos al trabajo actualmente son altamente alentados, apoyados y hasta recompensados pero trabajar duro no tiene por qué ser sinónimo de trabajar inteligentemente.


De hecho ser un yonqui del trabajo puede contribuir a problemas de salud mental y personal: depresiones, abuso de sustancias, problemas en las relaciones personales,…


Los ejecutivos más eficaces son aquellos que puede actuar y reflexionar, lo que significa desconectarse de la compulsión de mantenerse siempre ocupados.


3Mejor solución a tus problemas


No hacer nada o no tener nada que hacer son oportunidades muy valiosas para estimular al pensamiento inconsciente.


Entre las funciones de este tipo de pensamiento está la de integrar y asociar la información que tenemos en nuestra base de datos de conocimiento.


Es en esta región en donde eres más propenso a generar ideas novedosas cuando te enfocas en la resolución de problemas.


4Es por tu salud


Cuando estás constantemente haciendo algo, estás estimulando a tu sistema nervioso hasta el agotamiento. Y un sistema nervioso excesivamente agotado termina dando a luz a una serie de problemas de salud, casi imposibles de superar.


Para una salud óptima y una mayor curación de cualquier enfermedad, necesitas un sistema nervioso que funcione al 100%, de lo contrario una vida equilibrada y saludable será altamente improbable.