Superar la resistencia al cambio a través del liderazgo personal

El cambio es una nueva norma en la sociedad y tener la habilidad para superar la resistencia al cambio es un importante activo. Por eso la solución viene de la mano del liderazgo personal.


Este post que hoy te traigo quizá tenga un contenido menos práctico que los anteriores. Sin embargo lo considero vital para el proceso de mejora que todos debemos de tener en mente.


Al fin y al cabo la mejora es superarse a diario, reconocer los problemas y las nuevas oportunidades para seguir creciendo como personas y alcanzar el éxito con la consecución de nuestros objetivos.


Yo misma me he visto involucrada en grandes cambios, a nivel personal como profesional. Y dentro de mi propio trabajo, el cambio era una constante. Por tanto saber llevarlos y reconocer sus beneficios es tu trabajo que solo te compete a ti.

Tienes que conseguir querer cambiar. Entender lo bueno que hay aunque tu vida cómoda se vea afectada –

El liderazgo existe porque has acordado contigo mismo una dirección, un alineamiento y un compromiso con tus objetivos y metas. Y tendrás que mantenerlas a largo plazo mientras atiendes a tus prioridades a corto plazo. Aunque tengas que dar un paso atrás para ver un panorama más amplio.


Para conseguir tu máximo potencial será esencial que pases por cambios periódicos. Y para ello, ser un líder estratega te hará tener la capacidad de reconocer el sentido común de una situación sin importar cómo de complejas y ambiguas sean las condiciones.


El papel de la resistencia al cambio


Por muy líder que seas de tu vida, no vas a ser inmune al impacto emocional que tienen los cambios en ti. De ahí que tengas que comprender el papel y la importancia de la resistencia. Así como saber administrar tus propias reacciones y superar los bloqueos.


Además todo depende del tipo de cambio que vayas a experimentar. Cambios grandes irán acompañados de fuertes emociones:



  • Emociones negativas como el miedo.

  • Emociones positivas que te dan energía para pasar a la acción.

Todas son válidas, importantes y hasta necesarias en un proceso de cambio, principalmente porque te van a proporcionar señales y pistas que van a darte luz sobre qué camino seguir.


Es obvio pensar que cuanto más emociones negativas tengas, más se te resistirá el cambio. Pero no quiero que tomes la resistencia como algo malo. Es la manera que tiene nuestra naturaleza para ayudarnos a navegar en situaciones «peligrosas» y que percibimos con precaución.


Tienes que entender y valorar el papel de la resistencia al cambio para mantenerte a salvo, sin juzgar ni etiquetar nada.


Por otro lado, también es cierto que cuanto más percibes un cambio como positivo, más emoción y energía sientes hacia hacer el cambio, aunque el miedo siempre esté ahí. Las emociones positivas como la esperanza, te van a motivar hacia acciones e ideas constructivas.


Es tan sencillo lo que te acabo de explicar que se resume en transformar las emociones negativas en positivas. Sin olvidar que tendrás que abordar siempre tus temores y preocupaciones.


Expresar las emociones


Acepta tu reacción al cambio y expresa tus sentimientos. Que no te asuste porque es de lo más saludable. Llora, grita, ríe, habla con alguien de tu confianza o escríbelo en tu diario.


Date la oportunidad de liberar energía emocional antes para que puedas obtener algo de lógica y claridad para ponerte en práctica ante el cambio que se te presenta.


Escribe tus esperanzas, temores y preocupaciones. Ya te digo que las cosas son mucho menos aterradoras cuando no dan vueltas sin rumbo en tu cabeza. Muchas veces tus miedos no tienen justificación alguna pero eres incapaz de verlo antes que no los tienes de frente.


Tras tenerlos todos anotados, estudia qué resultados puedes ser posibles. Identifícalos y céntrate en lo que tengan mayor probabilidad de suceder. Dejando las preocupaciones exageradas de lado.


Una vez en este punto, solo tendrás que prepararte con las mejores armas. Controla e influye en lo que puedas del proceso y deja que el resto siga su rumbo. No tiene ningún sentido gastar tiempo y energía en lo que no puedes hacer nada.


Establece un plan que incluya todas las opciones, cuál será tu sistema de apoyo y tu respuesta conductual al cambio.


Liderarse no es un camino fácil


Superar la resistencia al cambio no tiene por qué ser una batalla constante. A pesar de que el cambio está siempre presente, con una estrategia prospectiva y proactiva, la resistencia al cambio se reduce primero y se elimina después.

El éxito no viene de lo que haces, sino de lo que haces para creer y desarrollarte. –

Si realmente quieres ser tú el que lidera tu vida y no los demás u otros aspectos de tu día a día, no va a ser fácil. Liderarte, motivarte, mejorar en eficiencia y lograr el crecimiento es un trabajo diario.


Todo esto a medida que te enfrentas a cambios masivos, tratando de encontrar el equilibrio entre tu tiempo y poner a raya a los enemigos que te amenazan.


Te vas a enfrentar al gran desafío de gestionar, movilizar, comprender y liderar los cambios, cómo mitigar sus consecuencias y superar la resistencia.


En realidad, si te pones a pensarlo, la solución es bastante fácil:

Hay que tratar con los cambios antes de que se conviertan en problemas –

El liderazgo es implementar los cambios. Ya que tienen una manera muy interesante de afectar a las personas. Desde sentir excitación hasta la hostilidad o el sabotaje de uno mismo.


¿La mejor forma de evitar la resistencia al cambio? Buscar la resistencia potencial antes de implementarlo.


 


Sé persistente y no te rindas


La implementación de nuevas habilidades o el desarrollo de las mismas, como la superación de la resistencia al cambio, no es un proceso fácil ni lineal. Aun cuando tu objetivo sea fuerte y claro y cuando tus esfuerzos estén bien enfocados.


Te frustrarás en muchas ocasiones y sin dudas te encontrarás con obstáculos en el camino.


Cuando esto pase, no te sientas mal o culpable. La clave es entender que es natural, que forma parte del proceso de ruptura que estás sufriendo. Captura estos sentimientos y revísalos para poder encontrarles una solución y volver a la carrera que supone el superar el miedo a los cambios.


Si empiezas a dudar o te dan ganas de rendirte, recuerda esta frase de Thomas Edison:


 


Las grandes capacidades y competencias del liderazgo pueden ser aprendidas siempre que el deseo básico de aprender esté ahí presente. Todo puede ser mejorable, por tanto, todos podemos mejorar.


Que seas o no un líder exitoso con tu vida depende más de cómo te nutres que de tu naturaleza.


Desarrollar nuevos comportamientos de liderazgo y la capacidad de producir estos comportamientos bajo «condiciones extremas» no supondrá un cambio en tu personalidad. Seguirás siendo tú, pero las conexiones de tus neuronas mejorarán y se fortalecerán con el tiempo. Haciendo que estas conductas las sientas cada vez más naturales.


Eso sí, recuerda que este proceso no sucede espontáneamente ni de forma gratuita, requiere de tu esfuerzo disciplinado.