Si quieres saber cómo aprender a manejar o conducir por tu cuenta y de un modo sencillo, lo único que debes hacer es seguir los pasos que te vamos a describir a continuación. De esta manera, y prestando mucha atención a todo lo que te vamos a contar, estamos seguros de que en poco más de 15 o 20 sesiones de práctica, podrás tomar tu propio vehículo y comenzar a circular tanto por las calles de tu ciudad como por las principales autopistas de tu país. Eso sí, como decimos, no debes saltarte ningún paso ya que de lo contrario, puede que no veas los resultados como deberían verse.
Estamos seguros que esta es la parte más tediosa de todo este proceso pero no por ello deja de ser importante. De hecho, se podría decir, sin ninguna clase de temor a equivocarnos, que este primer aspecto es crucial para poder comenzar a circular con tu vehículo, sea este de la clase que sea.
Y es que, lo primero que tenemos que hacer es hacernos con un código de circulación. Para ello, tenemos dos opciones. La primera de ellas consiste en adquirirlo en alguna autoescuela del país en el que te encuentres. Una opción que, dicho sea de paso, puede que no sea del todo interesante ya que ello va a conllevar invertir una cierta cantidad de dinero sin contar con el intento de la propia autoescuela de animarte a que des clases de conducción con ellos.
En consecuencia, lo mejor que podemos hacer es acceder a la página web de la jefatura de tráfico del país en el que residas y descargarte, de manera totalmente gratuita, el código de circulación que haya en vigor en ese momento. Un código de circulación que debes memorizar al mismo tiempo que asegurarte de que lo conoces a fondo. Para ello, y en el mismo sitio, podrás descargarte simulaciones de exámenes para verificar que lo que has aprendido lo has asimilado del modo correcto.
Buscamos un lugar idóneo para practicar
Una vez que ya conocemos la teoría, vamos a comenzar con la práctica. Sin embargo, si queremos saber cómo aprender a manejar de un modo totalmente seguro para no tener ninguna clase de problema lo que tenemos que hacer es buscar un tramo de carretera o una zona en la que no haya circulación de ningún tipo de modo que podamos llevar a cabo nuestras primeras prácticas sin ninguna clase de riesgo ni para nosotros ni para terceras personas.
Para ello, y con el objetivo de facilitarte la tarea, lo mejor que puedes hacer es localizar una zona industrial a las afueras de tu ciudad. Suelen ser zonas que si bien es cierto que durante el día a día están muy concurridas, los fines de semana están totalmente vacías. Además, otro punto que tiene a favor este tipo de ubicaciones es que al pertenecer a un entramado laboral real, tienen señales de tráfico así como semáforos y otras señalizaciones. De este modo no solo practicarás la conducción propiamente dicha sino que también comprobarás si los conocimientos teóricos están perfectamente asentados.
La comodidad en el asiento es crucial
Bien, ha llegado el momento de abrir la puerta de nuestro vehículo y sentarse en él. Una acción que puede parecer algo trivial en un primer momento pero que puede marcar, y de hecho lo marca, no solo la manera de conducir sino el rendimiento en el interior del mismo. Más que nada porque una mala postura, tanto si estás muy erguido como si estás algo encorvado, o incluso la posición de las manos con respecto al volante, puede llevarte a un estado de cansancio que no te permita estar totalmente concentrado en la actividad que estás llevando a cabo, la cual, por cierto, puede ser muy peligrosa.
Como decimos, el hecho de sentarse bien es crucial. Para ello, existe una norma no escrita que dice que las muñecas deben tocar la parte superior del volante una vez que tenemos los brazos totalmente extendidos. Esto implicará que debemos ajustar nuestro asiento tanto en altura como en cercanía al volante. Ten en cuenta que tanto si lo dejas muy alto como muy bajo, la visibilidad puede no ser la correcta. Del mismo modo, si te quedas muy lejos o muy cerca puede ser que tus movimientos no sean los adecuados para lo que exija la carretera por lo que tu capacidad de reacción será menor.
¿Te has familiarizado con los pedales de tu vehículo?
Ahora que ya estás sentado cómodamente en el lugar del conductor, toca dar el siguiente paso que no es otro que el de conocer los pedales de tu vehículo. Cómo aprender a manejar implica esto. De todos modos, nosotros te daremos las pautas necesarias para que las conozcas.
- En primer lugar, y comenzando por la izquierda, tenemos el embrague. Un pedal que tiene la misión de engranar y desengranar las sucesivas velocidades de nuestro vehículo. Un pedal que tendremos que pisar cada vez que queramos cambiar de marcha. Es importante que no tenga una dureza excesiva. Por cierto, este debe ser pisado con el pie izquierdo.
- En segundo lugar, y justo en el punto central, nos encontramos con el freno. Un pedal muy importante, el cual, debe ser pisado con el pie derecho y nunca debe pisarse de manera simultánea junto con el acelerador. El freno no debe estar muy suave ya que si lo está, puede ser que frenemos con más intensidad de la deseada y eso puede llegar a ser muy perjudicial para la conducción.
- Por último, el acelerador se sitúa en el extremo derecho de los pedales. Este debe ser siempre pisado de manera progresiva, con el pie derecho, para evitar imprimir una aceleración repentina al vehículo.
Ajustamos los sistemas de seguridad activos
Ahora es el turno de hacernos con todos los sistemas de seguridad activos a nuestro alcance que tiene nuestro vehículo. Para ello, en primer lugar ajustaremos los espejos retrovisores de modo que quede la menor cantidad de ángulo muerto. Así, en todo momento, y durante nuestra conducción, nos aseguraremos de que podemos ver todo lo que está sucediendo en cualquier lugar de la calzada por lo que no tendremos problema alguno,
Pero, si hay un elemento de seguridad que tiene una importancia por encima del resto, este es el cinturón de seguridad. Un cinturón que tendremos que ponernos y amarrar bien, aunque no muy fuerte ya que puede producir el efecto contrario, antes de emprender la marcha. De hecho, hasta tal punto de es importante este elemento que estadísticamente se sabe que en toda la historia de la conducción, ha salvado cientos de miles de vidas.
Comenzamos la marcha
Ahora sí que ha llegado el momento de aplicar todo lo aprendido. Para ello, y una vez hemos arrancado nuestro vehículo, deberemos pisar el embrague y engranar la primera marcha. A partir de ahí, llega el conjunto de acciones que más pericia requiere que consiste en lo siguiente.
- Soltamos el embrague poco a poco al mismo tiempo que vamos pisando el acelerador. En ese momento podrás comprobar que el coche comienza a arrancar casi de manera automática.
- A continuación, y una vez que notes que el vehículo comienza a andar, es el momento de soltar completamente el embrague pero de manera muy suave para evitar cualquier tipo de tirón.
- Por último, y ahora que ya estamos en plena marcha, es el momento de ir cambiando las sucesivas velocidades a medida que nuestro ritmo lo vaya requiriendo. Eso sí, siempre tenemos que tener en cuenta, en todo momento, que en ningún caso deberemos sobrepasar los límites de velocidad que nos marque la calzada por la que discurramos.
Para terminar, un buen aparcamiento
Ya estamos llegando al final de nuestro trayecto y llega lo que para muchos es la parte más complicada de todo este proceso que no es otra que la de aparcar. Para ello, tenemos dos clases de aparcamiento, o estacionamiento, que pasamos a describir a continuación.
- Por un lado tenemos el aparcamiento en batería en el que vamos a estacionar nuestro vehículo de manera paralela al resto de los vehículos allí existentes. Un aparcamiento sencillo en todos los sentidos que no requiere, o no debería al menos, requerir mayor esfuerzo.
- Por otro lado, tenemos el estacionamiento en línea. Otro tipo de aparcamiento, algo más complejo, para el que tendremos que valernos de los espejos retrovisores laterales de modo que podamos medir bien las distancias y encajar el vehículo perfectamente.
En ambos casos, lo que tenemos que hacer es practicar varias veces situando conos o cualquier tipo de señal de pruebas. En otras palabras tenemos que practicar sin coches a nuestro alrededor ya que los primeros aparcamiento suelen ser algo complicados por lo que es mejor que no corramos el riesgo de poder dañar otros vehículos. Eso sí, una vez que ya hayas realizado esta maniobra en más de una ocasión, la dificultad disminuye mucho por lo que serás capaz de hacerlo de manera totalmente automatizada.